Alejandro Arrieta, ex policía de Misiones, recuperó la libertad tras pasar casi un año detenido en el penal de Loreto, acusado de sedición. En diálogo con Amanecer Misionero por MisionesCuatro, relató su experiencia y afirmó que continuará luchando por sus compañeros de fuerza.
“Como persona de buena enseñanza y de un trabajo digno, nunca se me cruzó por la mente vivir esta situación. Fue algo difícil, pero gracias a Dios lo pudimos sobrellevar mes a mes”, expresó Arrieta.
Durante la entrevista, denunció que su estadía en el penal fue muy dura, especialmente por problemas de salud que, según relató, no fueron atendidos a tiempo. “A los 10 días de quedar detenido me enfermé. Eran las 3 de la mañana y pedí ir al hospital, pero me dijeron que tenían órdenes de no dejar entrar una ambulancia. Me llevaron recién a las 10, cuando ya no podía más”, denunció.
Arrieta prestó servicio en la Policía de Misiones durante 17 años y sostuvo que su detención fue arbitraria. “No podíamos entender por qué estábamos ahí. Hasta hoy, la carátula de la causa no dice nada concreto, solo hay un relato de una conversación. Como policía, uno lee eso y ve que no es una denuncia”, sostuvo.
A pesar de lo vivido, dijo sentirse fortalecido: “Esto me hizo más fuerte. Amo a la Policía y me encantaría seguir luchando por mis compañeros. Vamos a agotar todas las instancias legales y vamos a seguir al diputado electo Ramón Amarilla”.
Sobre su futuro, expresó su preocupación económica. “Tengo cuatro hijos que dependen de mí y ahora me toca afrontar las cosas desde una vida civil. Mi etapa en la fuerza no está cerrada, pero debo ver cómo seguir”.
Arrieta también habló de las condiciones en el penal. Aseguró que fueron alojados junto a detenidos por delitos federales y que sufrió amenazas de muerte. “La mayoría de la gente no aprecia el trabajo policial. Nosotros hacemos el trabajo sucio de la justicia, somos subordinados, y eso te deja solo”, lamentó.
Por último, contó que su relación con los penitenciarios no fue buena y que atravesó momentos de mucha angustia. “Pasamos las mil y una. Me tocó llorar de bronca. Fui criado de otra manera, jamás pensé que iba a terminar detenido”.