La investigación se propone analizar la influencia climática sobre el cultivo de la yerba mate utilizando las proyecciones del modelo CMIP6 para evaluar los posibles cambios provocados por el cambio climático. “Dado su significado económico y sociocultural, es fundamental comprender cómo el cambio climático podría influir en la producción y distribución de la yerba mate. El modelo CMIP6 ofrece información sobre las condiciones futuras, señalando áreas que son propicias o adversas para el cultivo de yerba mate”, señala el trabajo firmado por los investigadores Guilherme Botega Torsoni, Lucas Eduardo de Oliveira Aparecido, Pedro Antonio Lorençone, João Antonio Lorençone, Rafael Fausto de Lima y Glauco de Souza Rolim.
El artículo considera que un entorno propicio para el crecimiento de este cultivo presenta temperaturas promedio de entre 21 y 25 grados centígrados y una precipitación mínima de 1200 mm por ciclo.
“El cambio climático global, resultado de actividades humanas y del incremento en concentraciones de gases de efecto invernadero, ha impactado los patrones climáticos en varias regiones del mundo. Estos cambios pueden afectar directamente la distribución geográfica y la productividad de los cultivos, incluida la yerba mate. En este contexto, comprender cómo el cambio climático puede afectar el cultivo de yerba mate e identificar estrategias de adaptación y mitigación son esenciales. El análisis de la zonificación agroclimática, considerando las proyecciones climáticas futuras, es fundamental para ayudar a los productores a adaptarse a la nueva realidad climática”, considera el trabajo.
En los siguientes mapas, se muestran cuatro escenarios posibles, desde el más optimista al más pesimista, que revelan cómo quedarían distribuidas las áreas aptas para el cultivo de yerba mate en el período que va de 2081 a 2100. En color verde se muestran las zonas favorables para el cultivo, en violeta las consideradas «relativamente favorables» y en amarillo las desfavorables.
En los escenarios proyectados para los próximos años se nota una reducción en las áreas aptas para el cultivo de yerba mate. Vale aclarar que el estudio analiza únicamente la dimensión climática, necesaria pero no suficiente para cultivar yerba, y deja de lado otras variables también importantes como el tipo de suelo.
De allí que varias áreas que se muestran como aptas para la yerba, en realidad no lo son porque no tienen el tipo de suelo adecuado o porque no cumplen con algún otro requisito. Es decir que la situación real podría ser todavía peor a la que refleja el estudio.
_(1).png)


.png)

.jpg)

.jpg)

.png)
2.png)

